EL COVID 19: ÉTICA Y EDUCACIÓN
La pandemia ocasionada por el COVID 19 reta nuestra capacidad ética, individual y colectiva, y trae consigo importantes desafíos educativos.
En el nivel individual, el COVID 19 reta nuestra capacidad para solidarizarnos y autorregularnos. Quedarse en casa, siempre que sea posible, lavar las manos, facilitar a otros información seria sobre la pandemia, cuidar con especial esmero a las personas mayores y niños, son tareas individuales que retan nuestras capacidades de solidaridad y autorregulación. Por su parte, en el nivel colectivo, la pandemia nos exige capacidades críticas y sensibilidad para reconocer las cuestiones de justicia social involucradas que exigen ser transformadas. Estas cuestiones son al menos tres:
- La mayor exposición de grupos socialmente vulnerables al riesgo de infección –ancianos pobres y abandonados, trabajadores urbanos informales, poblaciones con bajo nivel nutricional, madres cabeza de hogar de escasos recursos.
- Las limitadas capacidades de los sistemas sanitarios privatizados para garantizar la protección debida de la salud pública –limitación que también ha sido evidente frente a casos como el Zika o el dengue.
- La necesidad de organizar la existencia colectiva en modos de vida y espacios ambientalmente sanos y humanamente protectores –paradójico y aleccionador es sin duda que la pandemia haya traído a nuestra tierra, y a nuestras ciudades, un enorme respiro.
Satisfacer estas exigencias éticas, individuales y colectivas, exigencias que han venido para quedarse entre nosotros, supone una reorientación de los objetivos y las prácticas educativas. Una educación atomista e individualista, centrada en el desarrollo de habilidades profesionales, tendrá que ceder el paso a una educación más centrada en nuestras relaciones de interdependencia, en las obligaciones de cuidado mutuo y cuidado de la tierra, en la importancia de los bienes comunes (como los sistemas sanitarios) y en propósitos individuales de vida armoniosos con la vida terrestre y con las necesidades de protección de la humanidad. Esperemos que este forzado período de receso abone los pensamientos y las voluntades necesarias para este, ya impostergable, cambio de rumbo.